A la dopamina se la conoce como una de las moléculas de la felicidad. Es un neurotransmisor, que interviene en el aprendizaje, la memoria y el control del movimiento; influyendo también en la liberación de hormonas o la presión arterial, solo por dar algunos ejemplos.
Tiene sus costados muy positivos y también, todo lo contrario.
Para esta nota de Fibra se jerarquizaron declaraciones hechas por José A. Morales García, profesor e investigador científico en Neurociencia en la Universidad Complutense de Madrid, en The Conversation.
Cara y ceca
Da placer y relax, y regula la duración de los recuerdos, decidiendo si almacena un dato o lo elimina.
Estudios científicos la relacionan con rasgos de la personalidad como los grados de extroversión y la inseguridad.
La cantidad de dopamina en la amígdala cerebral -la región del cerebro relacionada con emociones como miedo o ira- nos permitiría conocer si una persona es tranquila o insegura. Así, una mayor cantidad de dopamina haría más "inconsciente" a la persona en sus actos, y bajos niveles podría darle fobia social.
Cuando tenemos un exceso de dopamina pueden aparecer trastornos como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. Caso contrario, aparecen el trastorno depresivo mayor, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Hay mucho por saber. La causa de la enfermedad de Parkinson es la muerte de las neuronas que producen dopamina en una región del cerebro denominada sustancia negra.
Es la responsable de las adicciones. Su liberación nos impulsa a una búsqueda continua del placer, por lo que, atención, la adicción está cerca. Pero también consigue motivarnos a buscar situaciones agradables.
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