Emprender: cuando el cerebro es el obstáculo

Estanislao Bachrach destaca algo clave: al cerebro no le importa si es real lo que te decís, sino el contenido, no si es verdad.

Por eso, si te decís algo todo el día, el cerebro dice que es verdad.

"Si estoy todo el día pensando en que voy a sentirme inseguro, nervioso, intranquilo, con cierto miedito", así ocurrirá realmente.

Porque, "como pensás, sentís; como sentís, haces y como haces te va en la vida".
A esta máxima la trasladó al mundo del emprendimiento. "Muchos emprendedores no se animaban a intentarlo, simplemente el único obstáculo era su pensamiento. No eran los recursos, no eran sus socios, no era su inteligencia, era el decirse tantas cosas negativas que el miedo terminaba siendo grande", explicó al dialogar con Sebastián Sosa en el canal Emprende con Propósito.

El biólogo convocó entonces a salir de esos pensamientos. Primero, descubriendo "si estás en la queja o en la culpa del otro", y segundo, ver "qué pasa si me meto a pensar en cómo estoy pensando". 

"El 80% de la gente con la que trabajo me dice que piensa cosas que son mentiras, como el creer Nunca pude, Soy fracasado. Esos pensamientos mentirosos, irreales, provocan que ese miedito que tenías pase a ser pánico", advirtió.

"El contenido de tu pensamiento incrementa mucho tu emoción, y eso hace que pienses con peor calidad, que no puedas tomar buenas decisiones. Estás muy atrapado por tu emoción", dijo Estanislao.

Ir buscando soluciones pasa por darse cuenta que uno se la pasa culpando al otro, también trabajar en descubrir qué estamos pensando. 

 

Podemos cambiar

Afirmó que uno puede cambiar la forma de pensar. "Sí, cuando vos quieras, depende de cuando vos descubras que no querés pensar más de una manera", subrayó.

Claro que "lleva tiempo incorporar este hábito nuevo" de pensar distinto a como se viene pensando hace años o décadas.

Pasar a pensar de una manera en la que me sienta más tranquilo, más seguro, más motivado demanda algo "como tocar el piano", es decir, "practicar, practicar, y practicar".

Este cambio luego "genera mayor bienestar, menos intensidad emocional, más responsabilidad de tus actos porque te das cuenta que vos sos el que está construyendo esa emoción fea, y más claridad mental, porque cuando bajas la emoción, cuando bajas la intensidad, tenés más espacio para pensar con más claridad, y eso deriva en mejores decisiones". 

 

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